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viernes, 14 de noviembre de 2014

Amor traducido en servicio

Las voluntarias frente a su actual sede en el Hospital 
Eva Perón, sobre calle Mitre.
Cada miércoles por la tarde, a partir de las 14 y hasta alrededor de las 18, la Capilla del Hospital Municipal Eva Perón se llena de guardapolvos color rosa y todo es algarabía. Pues es el día en que las integrantes del Voluntariado de Santa María Goretti se reúnen para coordinar sus actividades, para informarse acerca de lo que se hizo durante la semana y para programar lo que hay que hacer en la próxima. Golpeamos la puerta y nos atiende la asesora legal, Elia Prieto de González. Nos invita a pasar, nos muestra una carpeta con recortes periodísticos que narran la historia de su organización y ella misma, con conocimiento de causa - como fundadora del voluntariado- responde a todas nuestras preguntas.

En sus inicios, allá por el año 1959, las protagonistas eran chiquillas de 15 años, hoy la edad promedio ronda los 60. Lo que no ha cambiado a lo largo de todos estos años es la rutina de trabajo ni el ferviente entusiasmo con el que las integrantes del grupo cumplen su función. Se trata de 22 mujeres que donan y comprometen su tiempo en forma totalmente desinteresada para brindar asistencia a los enfermos, llevándoles alivio a través de cuidados, compañía y a veces nada más y nada menos que una palabra de aliento y esperanza. Todos los días hacen recorridas por el hospital entero en guardias de 4 ó 5, desde las 07.30 hasta las 11.00. Se encargan del aseo de los pacientes internados, los higienizan, le cortan el cabello y las uñas, los visten y les dan de comer, principalmente a aquellos que se hallan incapacitados para realizarlo por sus propios medios. Además, en su taller de costura se hacen cargo de fabricar toda la ropa necesaria para el hospital: sábanas, colchas, cortinas, barbijos, camisolines, ropa de cirugía, repasadores, todo lo que se haga con tela y todo lo que necesite costura. También remiendan  y planchan la ropa para que siempre esté en óptimo estado.  No conocen de feriados ni fechas festivas, están a la orden los 365 días del año.
El grupo nació por iniciativa de Isabel Barbieri y del Padre Alejandro Fahn. Se fundó así el Círculo Juvenil Santa María Goretti, con la participación de más de 30 adolescentes, entre ellas nuestra anfitriona, Elia Prieto de González. El objetivo era visitar a los enfermos y desprotegidos llevando la palabra de Dios y recaudar fondos para que en las visitas se pudiera ofrecer también ayuda material. Al pasar los años las jóvenes empezaron a casarse y por tal motivo no se les permitía formar parte del grupo, lo cual no hacía felices a varias de ellas, principalmente a Elia. Así es que en 1965, habiendo transcurrido casi 1 año desde su casamiento, el Párroco le dio la buena noticia a Elia, de que a partir de ese momento se aceptarían mujeres casadas. A partir de ese momento el nombre del grupo cambió y cambiarían un poco las tareas asignadas, ya que también brindarían ayuda espiritual a mujeres embarazadas, madres carentes de recursos y mujeres solas o solteras, así comenzaron a juntar ropa para los más necesitados, a visitar enfermos y considerar el hospital como su segundo hogar.

En el verano de 1961/62, debieron mudarse al hospital por falta de espacio en la parroquia. Pero no siempre estuvieron en la capilla, les fueron asignados distintos lugares dentro del hospital hasta que finalmente terminaron donde habían comenzado, en la Capilla, con la promesa de una ampliación de la construcción que aún no se ha concretado. El espacio con el que cuentan en la actualidad es realmente insuficiente y como si fuera poco, cuando llueve, el agua se filtra en el recinto. Después de varios años siguen esperando la finalización de la obra.
No reciben ningún aporte financiero ni subsidio alguno, sólo cuentan con donaciones y lo que recaudan en el tradicional “Chocolate Anual”, el cual realizan en fecha próxima al aniversario de la creación del voluntariado (9 de mayo). Sí tienen el apoyo de la comunidad así como de otras instituciones solidarias, que Elia no quiere nombrar por miedo a olvidarse de mencionar a alguna. También los colegios cooperan con todo tipo de campañas. En pocas oportunidades han recibido ayuda de algún diputado puntaltense. Aquellos vecinos que deseen colaborar pueden acercar: lana y ropa en desuso, sábanas viejas, pañales, agujas para coser a mano y a máquina, hilo de coser, elástico, botones, en general todo lo de mercería es bienvenido, como así también las telas (de toallas, de sábanas, etc.), con la salvedad de que sean de algodón. En alguna ocasión han recibido una donación importante pero las telas contenían polyester y éste no es un material apto para la estrerilización. Para los enfermos se pueden aportar artículos de higiene, jabones, esponjas, peines, máquinas de afeitar descartables, desodorantes, revistas y cualquier otro artículo que se considere conveniente.

Algunas voluntarias trabajan en el ropero (año 1998)
Foto: Sra. Elia Prieto de González
Entre los aportes materiales más importantes que el Voluntariado ha hecho a la comunidad rosaleña se pueden contar: un sillón odontológico (2002), un sillón de partos ultramoderno (2003) y la colocación de aire y oxígeno aéreo en todo el hospital (2004). Esta última obra fue posible gracias a una cadena de actos de amor, solidaridad y altruismo. Los fondos salieron de la venta de un inmueble que Juana Iglesias legó a su íntima amiga, Irma de Rubio, en agradecimiento por haberla cuidado a diario durante 6 meses y medio en la sala de Tisiología del Hospital Penna. Esta última, una vez fallecida su amiga, sabiendo del aprecio que Juanita sentía por las voluntarias y que en algún momento les había prometido dejarles algo para ayudar a su tarea de servicio, decidió que lo más justo era donarlo al voluntariado y así lo hizo. Llevó cuatro años el proceso legal y finalmente, con el valor obtenido de la transacción las voluntarias pudieron afrontar el costo de esta significativa obra.
Su labor silenciosa y digna de ser imitada ha sido reconocida varias veces. Recibieron premios por parte de la Casa del Niño, el Círculo de Ajedrez y el Club de Leones para nombrar algunas entidades y fueron homenajeadas más de una vez en la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires. El 7 de octubre del año pasado, Elia recibió el premio “Mujer Innovadora” en La Plata y la semana del 20 de octubre de este año le otorgaron una mención especial con una medalla en reconocimiento a las horas de labor dedicadas como integrante consecutiva de la Comisión de Adultos Mayores en Punta Alta.
La rutina de incorporación “vienen, están 1 año, practican lo que quieren, se dedican a la costura, ropería o asistente de adentro, si les gusta, aceptan y cuando es el día de la virgen , el 6 de julio hacemos una misa y en esa misa hay consagración. La consagración va al escapulario y se hace una promesa en el altar. Entonces ahí quedan consagradas a esto y ahí ya cambia la rutina. Mientras están en el año de prueba vienen cuando pueden, pero cuando ya han sido consagradas tienen que cumplir horarios y están comprometidas.”   Explicó que “el estatuto es muy firme y los cargos directivos deben ser ocupados por personas de la religión católica por respeto a la diversidad, ya que las reuniones con las autoridades eclesiásticas siempre finalizan con una misa y no se puede obligar a alguien a participar de la misa”. Pero a la vez destacó que para formar parte del grupo no es necesario compartir el mismo credo, de hecho, en la actualidad hay mujeres de otras religiones que son voluntarias.
Elia destacó en todo momento la labor de “sus” muchachas como ella llama a las voluntarias: “son extraordinarias, hormigas incansables”, a veces no se explica de dónde sacan fuerzas para seguir trabajando. Son todas mujeres de edad avanzada pero la tarea se hace con mucho amor y eso las llena de satisfacción. Cada una de ellas compartió con nosotros cómo se iniciaron en el voluntariado y algunas de sus experiencias ; a continuación, algunos de los testimonios. 
 Una voluntaria dijo: “Tuve a mi marido internado en Bs. As. No conocía a nadie y la gente me ayudó, entonces cuando vine a Punta Alta quise devolver lo que había recibido. Vine un día, golpeé, me atendió Eli, me hicieron entrar, me pusieron un guardapolvo y hace 30 años que no salgo de acá adentro. Y me siento muy feliz.”
Adita tiene 85 años, hacía un rato había estado arriba de una mesa buscando algo. Según las palabras de  Elia, es una de las que más la acompañó en su largo recorrido. Adita nos contó: “yo le digo siempre que no sé cómo vine, qué fue lo que me empujó. La que hizo el voluntariado me preguntó si no quería venir y yo contesté que sí, de inmediato, sin pensarlo y ya nunca más me fui.”
Encarnación es la mayor (88), no se puede decir la menos joven porque es envidiable la vitalidad de la que hace gala. No recuerda bien cuántos años hace que está en el voluntariado, 26 ó 27, pero sí destaca que: “de entradita me fui al hospital, recién boleadita al hospital, a darle de comer a los ciegos, como yo desgraciadamente soy viuda, no me hago problema por comer a las 12 del mediodía o a las 2 de la tarde. Y a la noche como era la que vivía más cerca, entonces también venía. Tenía una amiga de la infancia, íntima - por la que todavía hoy sigo llorando, que con ella nos ayudábamos, porque en ese entonces éramos poquitas. ”
Otra voluntaria contó con orgullo: “Yo hace 14 años que estoy acá, con ella” –señalando a una de sus compañeras– “ éramos cartoneras, porque teníamos que juntar 1 pesito, porque precisábamos. Nos poníamos en un rincón, aplastábamos las botellas de plástico, separábamos el papel de un lado y el cartón de otro.”
Una de ellas, reflexiva, confesó: “¿Sabés qué pasa, muchas veces digo: ‘¡ay!, no tengo ganas de ir…’ pero ¿sabés cómo tira esto? Y llegamos acá y te cambia la energía, por ahí venís medio decaída y cuando llegás acá te vas arriba enseguida.”
Ante nuestro asombro por la ausencia de personas jóvenes, Elia expresó: “Pedimos a gritos que venga gente joven, la más joven va a cumplir 50. Hoy por hoy la juventud está muy materializada, muy monetizada, todo lo que no rinde no sirve. Lo espiritual, lo humano, la sensibilización para con el trabajo solidario no prende en los jóvenes. Sólo tenemos una mascotita, Micaela Pucheta, que nos acompaña desde los 5 años y ya cumplió los 15, es la bisnieta de una voluntaria. Ella acomoda los libritos, las estampitas, cuando llegan los medicamentos los vuelca en una lista, saca los que están vencidos, hace muchas tareas.”  Quizás a alguna otra alma joven la mueva el sentimiento de fraternidad y se contagie del espíritu fresco y positivo de las voluntarias y se sume a la cruzada. Son los jóvenes quienes inspirados en el respeto y el amor por sus mayores deben cuidar de ellos con esmero y dedicación. Por eso es importante la integración de la juventud a estas luchas.
Bastante desengañada por la habida experiencia, Elia prosiguió: “Por sobre todas las cosas se necesita vocación, si no hay vocación no se puede, yo ya lo tengo bien claro. Aquí se ha acercado mucha gente joven, como hemos pedido, para tener sangre nueva. Pero vienen y cuando ven que esto no es tertulia de mate y torta y que hay que trabajar, se retiran. No vienen más, Acá hay que trabajar, hay muchas cosas para hacer. Esto es lo que se ve acá, pero adentro estamos con el moribundo. Porque ir a maternidad es muy bonito, es la vida que comienza, lo feo es lo otro: el sufrimiento, el que se está muriendo, la familia doliente, eso es lo que más impacta, por eso aquí no se obliga a nadie a ir a la sala, pueden cumplir tareas acá. Pero cuando vienen y ven cómo es el tema no se quedan. Nos damos cuenta de que si no hay vocación, es imposible. Hay que querer, hay que amar, hay que brindarse para que esto funcione y se mantenga.” Sería bueno instar a nuestros jóvenes a acercarse a estas vivencias y experimentarlas en carne propia, tal vez la vocación esté y sólo haga falta despertarla. Vale la pena el intento a juzgar por la felicidad que pudimos ver dibujada en los rostros de las voluntarias.
Negrita –como la apodan cariñosamente a Elia- lo reveló de este modo: “Es algo indescriptible. Cuando se pasa el paredón del hospital para la calle lo que nosotros sentimos acá no se puede expresar, no hay palabras para explicarlo. Porque es irse con el alma llena, la satisfacción del deber cumplido y el haber servido. Nosotros trabajamos para el Señor, no hay vuelta que darle. Jesús es el que nos guía, somos instrumentos de él. Generalmente una sale y mira al cielo y agradece al Señor por lo que nos brindamos.”

domingo, 26 de octubre de 2014

Entre Semillas, Plantines y Consejos, en pro de la Huerta Orgánica en Casa

Personal del I.N.T.A. dio la bienvenida a la concurrencia.
En la Sociedad de Fomento del barrio “Nueva Bahía Blanca”, sita en Luiggi 1.557, el viernes pasado (24 de octubre) a partir de las 15.00 horas se llevó a cabo un encuentro de intercambio de semillas y plantines, libre y gratuito. El mismo fue posible gracias a la colaboración que el Instituto Nacional de Tecnología Agrope-cuaria (I.N.T.A.) prestó a una propuesta de la Comisión de la Sociedad de Fomento ya mencionada y el Grupo Scouts de Coronel de Marina Leonardo Rosales. El evento contó con la disertación de la Agente Pro-huerta Claudia Lencina. Se había planeado sumar una charla sobre plantas nativas por parte de la ONG Olivillo, pero no fue posible debido a problemas personales del orador.
La responsable local del I.N.T.A, Ingeniera Agrónoma Silvina Bracamonte, nos brindó más información al respecto: “Estamos llevando adelante el programa prohuerta. Todos los años hacemos estos intercambios. El núcleo de hoy es el intercambio de plantas, de semillas, de abonos, de lo que cada uno tenga en su casa y lo vamos a complementar con una pequeña charla de huerta para los que quieren iniciar y más tarde. Este es el octavo encuentro, normalmente se hace en primavera, que es cuando están listos los plantines para trasplantar o las semillas para plantar. Lo hacíamos en la Estación Solier, donde están las oficinas, pero este año lo hacemos acá porque la gente de la Sociedad de Fomento está haciendo una vez al mes un intercambio de plantas, así es que nos unimos para fortalecer el momento.”

Algunos de los plantines disponibles para intercambio.
“Este es un programa que está en todo el país, es abierto a todo público y lo más importante para nosotros es la capacita-ción, que la gente se pueda ir de estos talleres pudiendo empezar a hacer sus propias experiencias y volver después con dudas y demás inquietudes. Entregamos un kit de semillas para que tengan el insumo para arrancar, pero nuestra fortaleza es la capacitación continua. Ya hace 9 años que estamos trabajando de esta manera y eso es lo que más se valora, que como estamos siempre con los talleres, la gente que ya hace 2 o 3 veces que viene, vuelve y se saca las dudas, prueba y después brinda consejos a los demás. En el otoño y en la primavera hacemos talleres en distintos lugares de Punta Alta.” – agregó.

Analía Rodríguez, que es parte de la Sociedad de Fomento de la Nueva Bahía Blanca también nos dedicó unas palabras. “Decidimos utilizar el espacio de la Sociedad de Fomento que estaba medio caído, porque los espacios de integración vecinal ya no se están usando y dijimos: ‘bueno, ¿por qué no hacer algo lindo, interesante, que represente a todas las edades?’ El trabajo con el I.N.T.A. generó que en la escuela, por ejemplo, me llamaran como promotora. Fuimos a dar una charla, se hizo el cultivo de diferentes especies y los chicos hicieron sus propios germinadores. Les ayudamos también con el tema del reciclado, para que puedan hacer diferentes almácigos con cosas comunes no convencionales, que pueden encontrar en la casa. Parece que no, pero eso va despertando conciencia. Lo que buscamos es volver a la huerta en casa, que no necesariamente tiene que ser muy grande, porque con que tengas una plantita de cada especie ya es suficiente. O cosas básicas, como el perejil, la albahaca; que a veces los tenemos que ir a comprar, cuando eso te crece como yuyo. Interiorizamos a la gente en todo esto y, una vez al mes -el último sábado-, nos juntamos en la sociedad de fomento a las 15 hs y hacemos intercambio. Canjeamos lo que sea, hay gente que trae lombrices, otros traen tierra, macetas, gajos, bulbos, todo lo que pueda servir para la huerta o los jardines, porque hay personas a las que no les interesa la huerta pero sí el jardín, venimos y lo compartimos acá.”

“Yo había ido a talleres de estos que ofrece el I.N.T.A. y me pareció algo muy bueno. Además, por Facebook hay muchos grupos de intercambio, a lo largo y a lo ancho del país y también entre diferentes países. Así empecé a intercambiar cactus de Argentina, porque las especies en planta solamente se pueden intercambiar a nivel nacional. No se pueden tras-ladar semillas de un país a otro; yo sé de artesanos que vienen de Bolivia, que cuando las traen se las pinchan, las lastiman y después acá no pueden germinar.” – amplió.

Otro grupo que acompañó en la organización y colaboró para la realización de este evento es el de los Scouts de Coronel Rosales, que tienen su sede en la Nueva Bahía. El que sus compañeros identificaron como el líder, nos dijo: “Nosotros somos scouts y tenemos que hacer un proyecto, se presentaron varias ideas, algunas que tienen que ver con carpintería, otras con soldadura, votamos y finalmente se decidió hacer una charla, unos talleres de agricultura familiar. Nos pusimos en contacto con el I.N.T.A. y enseguida nos dijeron que sí. Hicimos una charla en agosto aquí mismo, en este lugar, y después nos pusimos de acuerdo para hacer este encuentro.” Mate de por medio, una de las chicas de la agrupación nos contó un poquito más: “los grupos de scouts se organizan por rangos según las distintas edades (Manada, Unidad, Caminantes y Rovers). Nosotros tenemos entre 18 y 21 años, somos Rovers, que es la última etapa, y para cumplirla tenemos que hacer un proyecto.”

 Claudia Lencina disertó sobre las ventajas de la huerta
 ecológica familiar
Claudia Lencina, encargada de llevar adelante la charla, eligió adoptar el rol de moderadora, guiando la activa participación de los asistentes. Ella proponía los temas, esclarecía conceptos e invitaba a la reflexión y consecutiva puesta en común de las experiencias personales. Todos tenían algo que aportar y no faltaron las anécdotas graciosas. Abriendo la jornada, Claudia dijo: “Lo que proponemos es hacer una huerta de manera orgánica, lo que se busca es mejorar la salud, cuidar el suelo, la naturaleza y la biodiversidad.” Explicó que la diversidad de especies es la clave para lograr que la huerta esté en armonía, en equilibrio; por ello, además de lo que se cultiva para consumir deben estar presentes: las plantas aromáticas (orégano, albahaca, tomillo, etc.), las flores (caléndulas, claveles, gardenias, etc.), las plantas que no se consumen pero que dan belleza a la huerta (la citronella, por ej.) y por qué no las malezas –muchas de ellas hoy se están consumiendo- (ortiga, diente de león). Algunas de estas plantas nos protegen un poco del ataque de los insectos y de las enfermedades. Otras van a ayudar a cuidar el ambiente, y con ello se va a evitar aplicar tantos productos químicos; que, como Claudia dijo, a veces usamos porque nos dicen que es bueno hacerlo, pero sin saber bien qué efectos colaterales tienen, desconociendo qué tiempo tenemos que esperar para poder consumir los frutos de esa planta para no intoxicarnos. También hay insectos benéficos, como la mariposa, la abeja, la vaquita de San Antonio y las libélulas; todos esos insectos ayudan dentro de la huerta a controlar las plagas. Los sapos también son visita grata. Debemos considerar que con la aplicación de los productos comerciales vamos a ahuyentar a estas especies animales benéficas.

Algunos de los consejos que se compartieron tenían que ver con la erradicación de otras especies dañinas para los cultivos. Por ejemplo, la yerbabuena (o hierbabuena, un tipo de menta) ayuda mucho en el control de caracoles. Claudia señaló que la luciérnaga es el enemigo natural del caracol, pero con el aumento del empleo de productos para controlar a los mosquitos ésta ha ido desapareciendo. Si el equilibrio natural se rompe, la plaga avanza y puede tornarse incontrolable. Otra vecina dijo haber comprobado que la cerveza también mata a los caracoles. Enterró latitas de paté conteniendo esta bebida y encontró de 6 a 7 caracoles muertos en cada una. Silvina sugirió tener en cuenta que a los caracoles se los puede aprovechar como alimento para las gallinas. Alguien pidió un remedio para la hormiga negra cortadora de hojas. Le sugirieron, entre otros, usar arroz, teniendo cuidado  de colocarlo en el camino, pues las hormigas son muy inteligentes. El efecto que causa el arroz es el de absorber la humedad del hábitat, secando así el hongo que las alimenta. No las mata, pero si el tratamiento da resultado se logra que abandonen ese hormiguero.

Para más informes y consultas pueden acercarse a la Oficina del INTA Coronel Rosales, ubicada en Avellaneda y Rosales, ex-Estación Solier, o comunicarse por teléfono al 422525, de 08.00 a 14.00 horas. A Analía Rodríguez se la puede contactar en el Tel. 02932-15515891 o en Facebook.

Para ver más fotos del encuentro hacer click aquí.


sábado, 25 de octubre de 2014

Curso sobre Manejo de Explosivos para Equipos de Rescate

El Oficial Zandoná (Izq.) supervisa el dictado de las clases
Por iniciativa del Coordinador del Área de Defensa Civil de la Municipalidad de Coronel Rosales, Sr. Gustavo Malatesta, los días 22, 23 y 24 de octubre, entre las 15.00 y 18.00 horas, personal de la Brigada de Explosivos de la Policía de Establecimientos Navales (P.E.N.) de Puerto Belgrano dictó el “Curso de Prevención y Manejo de Explosivos” en las aulas del Cuartel Central de los Bomberos Voluntarios de nuestra ciudad  (Mitre 550), dirigido a Bomberos Voluntarios, personal Defensa Civil y de Búsqueda y Rescate de Punta Alta. Los dos primeros días se dedicaron a los contenidos teóricos y el último a la parte práctica. 


En diálogo con el Jefe a Cargo del curso, el Oficial Inspector Marco Zandoná, Jefe de la Brigada de Explosivos de la P.E.N., declaró que se trataba de un “pequeño curso para capacitar al Primer Interventor. Incluye todo lo atinente a llamados por intimidaciones públicas, acciones a tomar ante el hallazgo de algún elemento presumiblemente sospechoso en la vía pública, los primeros indicios a tener en cuenta y qué se tiene que hacer al llegar al lugar.”

Interrogado sobre la existencia de llamados intimidatorios en la actualidad, el Oficial dijo que “siempre los hay, mayormente en los establecimientos escolares de Punta Alta; pero gracias a Dios los casos se han ido reduciendo, porque se está trabajando mucho en conjunto con la gente de Defensa Civil. Vamos a los colegios de todo el distrito a dar charlas a los chicos sobre los peligros de efectuar una intimidación pública, que es un delito, y ésto ha reducido bastante la incidencia.”

Los cursantes participan con preguntas.
Continuó: “Es importante todo esto, porque no hay muchas ciudades donde se le dé al tema la importancia que se le está dando acá. Dejando la modestia a un lado, el personal de la brigada está muy bien preparado, se capacita dentro y fuera de la Armada, realizando diferentes tipos de cursos. Como Brigada de Explosivos somos consultados por muchas brigadas del país, desde Ushuaia hasta Jujuy, lo que nos llena de orgullo.”

En lo que se refiere a la realización de ejercitaciones, el Jefe expresó: “Generalmente se realizan dos capacitaciones al año, dos jornadas de intercambio de conocimientos donde vienen fuerzas de todo el país. Este año ya tuvimos una en abril y la próxima tendrá lugar en noviembre, del 17 al 21. Hasta el momento han confirmado su presencia efectivos de la Policía Metropolitana,  de la Brigada de Explosivos de Buenos Aires y de Santa Cruz – de quienes somos los padrinos porque les formamos la brigada. Falta confirmar la concurrencia de algunos más, pero serían alrededor de 20 o 22 también los que van a estar por acá. Con anterioridad hemos tenido la suerte de capacitar a individuos provenientes de Jujuy, Salta, Córdoba, La Pampa –que también está formando la brigada de explosivos-, Neuquén, en fin, vienen de todo el país.”

Interrogado sobre la renovación de los integrantes, explicó “Por tratarse de un cuerpo muy pequeño, que tiene que estar muy preparado, la causa más frecuente por la que los efectivos abandonan la brigada es que están cansados. La permanencia en la brigada es voluntaria, así es que la vacante generalmente se produce cuando alguien expone su deseo de no estar más. Una vez que esa persona abandona el grupo, se vuelve a hacer un estudio interno para incorporar a alguien que, por supuesto, debe capacitarse. Además, todos los años, y a veces cada seis meses, el personal de la brigada debe hacerse análisis psicológicos.”

Preguntado sobre la posibilidad de que el trabajo con explosivos genere algún tipo de adicción, lo negó rotundamente y agregó: “En realidad hay muchos mitos sobre este trabajo. Por ejemplo, uno de los mitos es el caso del famoso ‘temerario’ o vulgarmente llamado ‘loco’.  En realidad es al revés, la persona temeraria no sirve para esto, ya que se trabaja mucho en equipo y donde hay un temerario que puede llegar a no tomar conciencia de la importancia de lo que está haciendo,  puede poner en peligro a los demás. El excesivo estrés es otro de los mitos. Si bien significa una carga, tenemos muchas horas y muchos años capacitándonos. Es una capacitación constante. Justamente referente a su pregunta sobre cómo se producen las vacantes, muchas veces se generan porque se presenta algún efectivo que manifiesta su deseo de ya no estudiar más y esto no puede suceder, porque acá continuamente está evolucionando todo, razón por la cual hay que estar actualizándose permanentemente.”
En cuanto a los medios disponibles, manifestó: “contamos con los medios esenciales, como la gran mayoría de las brigadas del país, salvo una o dos que poseen elementos de última generación.”  

La brigada de Explosivos nació en 1976, en un primer momento fue conformada por personal militar y en 1980 pasó a depender totalmente de la Policía de Establecimientos Navales. Uno de los primeros Jefes de la Brigada fue el actual Jefe de la Comisaría, el Comisario Inspector Carlos Boisselier. Hoy en día la Policía de Establecimientos Navales está brindando un importante apoyo a la comunidad, que quizás no tenga demasiada difusión. Para aquellos que puedan temer algún riesgo en poner en conocimiento de los menores cuestiones de esta naturaleza, deben saber que el contenido de las charlas está orientado a la concientización y bajo ninguna circunstancia se dan a conocer fórmulas ni procedimientos relacionados con la elaboración de explosivos.

Eso sí, todos debemos ser conscientes de que toda intimidación pública debe ser tomada con la debida seriedad, hasta tanto se compruebe la veracidad o la falsedad de la misma.